1.05.2011

Disparé.

El ave de manera ninguna era culpable de nada, tampoco estaba allí por equivocacion, el que habría errado a partir de entonces en casi todos los aspectos parece que sería yo. Seguí las recomendaciones y jalé el gatillo. No podría decir con certeza, nunca, dónde es que fue el impacto puesto que la reacción en cada uno de los puntos fue distinta, el ave con temor fundado intentó alejarse a pesar del daño causado por el proyectil, yo en cambio saboree el amargo sabor de un arrepentimiento enmarcado por el odio proveniente de los alrededores en un flash vertiginoso del que se desprendian las sinrazones de un acto tan imbecil como el previo. Ahí estabamos, jugando a tener derecho sobre los demas, no obstante el acobardamiento que sufrí y que me hizo desprenderme del arma, hubo quienes creyeron que antes que olvidarlo todo y regresar a casa agobiados por la manera irremediable en que abiamos dirigido nuestro comportamiento, prefirieron continuar disparando, para nuestra mala fortuna y con criterios infundados, matar era la unica opcion para eliminar lo que habiamos comenzado. El destino nos advertia cuando nos difucultó a todos ser el responsable de la muerte del ave despues de varios disparos más que no lograron obtener tal resultado, si no que nos sumia en la miseria de su sufrimiento y ya en ese momento me permitia presagiar las pesadillas que gracias a ello soñaria, en especial por dar origen a una circuntancia como tal. El ave fue muerta despues de intentos posteriores y el silencio involuntario fue la manera en que sin quererlo enmarcamos su agonia. Lo he pensado mucho desde entonces, han pasado ya varios años y aun recuerdo ese desden que llovió sobre mi justo despues de disparar, ha sido, recuerdo, una lapida de miedo y agonia propia, que al recordarla me ha sobresaltado en ya varias ocasiones.

Sé que no existe manera de remediarlo y que inevitablemente tendré que afrontarlo en esta vida o como sea, solo espero con toda la confianza que de un tipo sin fe como yo pueda surgir, que la maldita ave no tenga nunca su venganza.  


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