4.09.2010

Cronica de un incendio...

Es la 01:00 AM y sólo podría mantenerme despierto el hacer fechorias. Consigo favores a cambio de nada, la gente que los proporciona pide dinero y a mi me molesta que no se den cuenta que el dinero es falso. Allá afuera se escucha lo de siempre, los perros y su ansia de protagonismo, y quiero engañarme y pensar que escucho pasos y que algo interesante puede ocurrir y entonces dejar de imaginarme los malos deseos, sobre todo ese en el que alguien repentinamente dispara y todo en el mundo se vuelve sangre... sangre mia, no me atrevo simplemente a asomarme por la ventana, incluso a salir por la calle y permitirle al mundo ese pretexto que siempre he esperado para odiarlo. Ahora el perro allá afuera... el animal o el que quiere matarme finge que bebe agua y lo escucho... su obsesion vuelve mas fria la noche que ha llegado a ese momento de tranquilidad que adornan las manecillas del antiquisimo reloj, y de pasó me molesta la narrativa que se me escapa, no sé que mal día quize engañarme con que era posible esto de escribir. Sería mejor mantenerme en la idea de no fallarle a las personas.

Retomando a la noche, se escuchan los sonidos del ferrocarril, el que acarrea a los migrantes y los bienes de fuera, a los primeros desgraciados que me molestan con su tristeza y la esperanza que mantienen en sueños imposibles, en la envidia de su fe y que no es posible contribuirles con algo a manera de monedas. Se me quedan sus palabras y me recuerdo las frases de extraños acentos por pesos mexicanos. Chinga Mi Hermano. Bonito el puto momento en que se te ocurrio venir a jodernos mas la escaza esperanza.

Con la noche tambien se acercan sus malestares, los del cuerpo cotidiano que te piden descansar e irte con los otros a inventar el sueño y los engaños del alma con hisotorias de indecision.

          Si sólo te dejaras de tus demas historias posibles y te convencieras de mi cariño, no seriamos del todo             infelizes.

El Perro allá afuera sigue haciendo ruido y estropeando la basura, y me molesta que haga ruido si no piensa matar a nadie, si no vale la pena. Me parece que logra abrir una puerta del auto, y cuando camina y corre excitado me parece que escucho que camina con dos patas, y me dan ganas de encararle, pero quizás allá algo que contar, ja, me he dejado engañar por ti cuando me dices que estas lineas valen la pena cuando no has pagado nada por ellas. El perro gruñe, parece que lo hace junto a la ventana para que lo escuche, y sigue lamiendo del agua, como si algun dia dejará de tener sed. No entiendo estos momentos en los que se me resbalan las letras, siento que me cobija la felicidad pero me disculpo entonces por escribir cosas llenas de furia y sed de venganza, porque creo en lo util y si no ya ma habria despedido de todo en algun buen sueño o en perderme junto a todos. El sonido de manecilla recupera protagonismo y me recuerda que algo esta pasando, es el tiempo que se acaba y no me sacudo las preocupaciones, yo que creia que era tan facil... Simplemente llegó el problema de enfrentarlo, asomo la cara por la ventana y el cachorro se excita y comienza a intentar matar a dos o tres de sus rivales, quienes ante su fragilidad se resignan y se disponen a no hacer nada.

Detestar la violencia no sirve, me molesta cuando las palabras se secan y simplemente desaparecen, en el momento en que lo decido, me arrojo y veo por fin el arma antes de ser disparada, observo con ansia el proyectil que habrá de encontrarme... siento que tengo toda la sangre que busca para destrozarme en un instante...