1.03.2010

Katrien.

Ya no recuerdo el brillo
de tus ojos negros, obscuros de luna.
Ni de la forma en que alegre
corrías por los pasillos del subterráneo,
tampoco el sonido en tu carcajada
que me permitía alegrarme a través de ti.
He olvidado tus zapatillas color hueso
y su lindo cordón café.
Ya he olvidado la tierna y permanente
pasión de tus labios y el aroma artificial
con que adornabas las calles tras tu paso,
Ya me he olvidado de la esperanza que
tenías en mí, del cariño reconfortante que
encontraba en ti. Ya no recuerdo el calor
de tus pies desnudos a las 4 de la mañana
y no recuerdo tu rostro lleno de serenidad
de cuando duermes. Ya no recuerdo tu voz
agria cuando cantas, a veces me parece que la
escucho en otras gentes, pero después recapacito
y descubro que no existe otra voz como la tuya.
Ya olvide tu cabello inconforme justo después
de despertar, he olvidado por completo tu rostro
con insignias a cada costado de tus labios pequeños.
Solo recuerdo la consigna repentina
a que un día te atreviste:

“En la distancia las personas nos volvemos
como sueños: Impalpables”.

1 comentario:

  1. Las personas y los sueños, me gusta esa afinidad, además es bastante cierto, aquello que uno va dejando se olvida.

    Salu2,
    Ariana

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